La casa del Árbol

Las cajas-nido pueden ayudar a la conservación de aquellas aves que, bajo la presión humana, sufren la transformación de sus hábitats. Concienciados con este problema, expertos de la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla están llevando a cabo una campaña de colocación de cajas-nido en los campus de la Universidad de Sevilla como medida de atracción y ayuda a la reproducción de este tipo de aves todavía escasas en nuestra ciudad, y como estrategia para la concienciación ambiental de la comunidad universitaria y los ciudadanos de Sevilla.  

Las diferentes especies de aves que podemos observar y escuchar en los parques, jardines y avenidas de nuestra ciudad responden a una serie de requerimientos básicos que le permiten habitar en el medio urbano. El gorrión doméstico (Passer domesticus), por ejemplo, está altamente adaptado al ser humano, porque sus características anatómicas y su comportamiento le han permitido convivir con nosotros desde hace siglos aprovechándose de los recursos generados por los humanos (alimentación de semillas de cultivos y de pan, anidamiento en huecos de edificios).    Otras especies de aves, en cambio, no tienen características adecuadas para descansar, comer, dormir ni reproducirse en una ciudad, y como consecuencia, no pueden habitar en ella.

Este tipo de especies tienen a día de hoy un futuro muy incierto porque sus hábitats naturales están siendo sustituidos por cultivos, carreteras, y en muchas ocasiones por áreas urbanas cada vez más habituales en nuestros paisajes.    De modo menos drástico, hay especies que, aun pudiendo descansar, comer y dormir en las ciudades, no consiguen apenas reproducirse. Un ejemplo es el de las aves que anidan en cavidades arbóreas. Los árboles de parques, jardines y calles de las áreas urbanas suelen presentar muy pocos agujeros en sus troncos dado que se trata en muchos casos de ejemplares jóvenes con troncos aún macizos o de ejemplares exóticos que no son propensos a quedarse huecos.    Aves como el carbonero común (Parus major), el herrerillo común (Cyanistes caeruleus) o el agateador común (Certhia brachydactyla) necesitan de esos huecos para instalar su nido y sin la existencia de ellos no pueden reproducirse. Esta problemática lleva preocupando a los ornitólogos durante años.

Por ello, se ideó la fabricación de unas cajas de madera que, colgadas de las ramas de los árboles, proporcionaran a estas aves el hueco adecuado para anidar. Estas cajas, denominadas cajas-nido, presentan una abertura frontal que permite la entrada del ave y su aislamiento de las condiciones meteorológicas del exterior, así como de los depredadores.   

Aída Arroyo Solís