Juan Francisco Beltrán

Centro:

Facultad de BiologíaFunción:  Profesor de Técnicas Experimentales en Zoología

 “La sostenibilidad nos va a costar dinero, pero no hay otro camino”. El que habla no es ningún político, sino alguien que sabe lo que dice: Juan Francisco Beltrán, investigador de Zoología de la Universidad de Sevilla que lleva décadas trabajando con especies protegidas como el lince, el águila real o el sapo partero.    

Confiesa que su trabajo de investigación le termina llevando siempre al campo de la conservación y pone de ejemplo la Sierra Norte, donde precisamente investiga al sapo partero ibérico y otros anfibios: “Vamos cercando poco a poco. Primero unas charcas, después un arroyo… Vamos investigando y conservando a la vez”.  

Los anfibios son especialmente sensibles a los cambios en su medio: un panorama de cambio climático sería letal para ellos. “A los anfibios les afecta mucho la temperatura y el cambio climático puede afectar a la reproducción de estas especies”. Beltrán lleva a cabo hoy en día una investigación puntera y revolucionaria que relaciona temperatura, canto y reproducción y que se lleva a cabo en ecosistemas de todo el mundo: “a diferentes alturas, en Europa y en el Trópico”.  

Este investigador del departamento de Fisiología y Zoología de la US trabajó durante años en el Coto de Doñana. En los 90 vio con sus propios ojos cómo la comunidad de conejos que estudiaba se reducía un 70%  a causa de “la neumonía hemorrágica vírica”. La pandemia se unía así al desastre del 52, cuando una mixomatosis inducida por el hombre acabó con el 90% de la población de conejos en toda Europa. “El impacto en el ecosistema ibérico, que está adaptado para vivir del conejo, fue brutal. Eso hizo que el lince retrocediera una barbaridad”.  

Se lamenta de la situación actual de la biodiversidad. “Es muy triste todo esto: los que venís detrás recibís un legado muy malo. Hace falta un cambio radical”. Por eso cree que la sostenibilidad es hoy en día fundamental: “Hay un límite. Si nos hemos pasado, ahora tenemos que decrecer o hacer las cosas de otra manera. Es un concepto muy ecológico”.  

Considera fundamental el papel social de los científicos: “Ya sabemos cómo hay que hacer las cosas, no estamos en los años 60. Es necesario que sea la sociedad la  que, informada por el conocimiento científico objetivo, solicite un mejor nivel de vida”. Es necesario, por tanto, “meter un poco de ecología en la mente de la gente. Que sepan que lo que se hace aquí, repercute allí y que no somos tan independientes como creemos”.

Juan Antonio Casaus