Hoy ‘La Voz de Alerta’, nuestra lechuza que nos mira y acompaña desde su saber ancestral, nos quiera hablar de algo muy grave. Y nos pide atención. La Voz de Alerta está preocupada por Japón, muy preocupada.
También lo está por el resto del planeta, que puede sufrir las consecuencias del dramático suceso natural acaecido en aquellas lejanas tierras, que ha incidido en uno de los artefactos humanos más peligroso y nocivo: las centrales nucleares. Japón ha arrojado al océano 11.500 toneladas de agua irradiada.
Sin embargo, los padrinos de la industria atómica, y hay nombres importantes, nos siguen vendiendo certezas de seguridad de las que realmente carecen. Se ha detectado yodo y cesio radiactivo en capturas de pescados japoneses. El océano es un sistema complejo y en continuo movimiento, los océanos del mundo están conectados. Nuestra atmósfera es única y lo que afectamos en un punto aparece en otros.
Por eso, los cambios son globales. Y no parece que nos hayamos enterado. La energía nuclear ni es barata ni es segura. Quizás, como hipótesis, el peso que la energía nuclear tiene en algunos países desarrollados ha condicionado negativamente el avance de las energías renovables.
Desgraciadamente, el triste desastre de Fukushima es una muestra más del modelo vigente de socialización de costes y privatización de beneficios. A nuestra lechuza, atenta observadora de su entorno, no le gusta nada lo que ve.