Francisco Gálvez Prada


FUNCIÓN

Coordinador

ORGANIZACIÓN

Empresa BioScripts

Francisco tiene un sueño. Le gustaría reunir información biológica en una base de datos y con ella crear aplicaciones para investigadores y aficionados. Además quiere que el proyecto lleve la ciencia y el gusto por el medio ambiente a los estudiantes de todos los ámbitos. Este sueño se está materializando en una modesta empresa llamada Bioscripts

Bioscripts nació de una asignatura antiguamente ofertada en la Facultad de Biología de la US,  Técnicas Experimentales de Botánica, y de la necesidad de de organizar el herbario. La idea creció, se unieron más personas y así nació su proyecto estrella: la digitalización de las obras Flora vascular de Andalucía Occidental y Flora Ibérica. Su objetivo es claro: “dar acceso a la información sin tener que acceder a una biblioteca. Así te olvidas de hacer libros y evitamos gastar papel”.  Su dedicación les ha permitido “ir a la par con la publicación en papel” y ya han incluido información de más de 5000 especies.  Sin embargo, Francisco advierte: “el conocimiento ayuda en parte”. No se da toda la información, por ejemplo, de las zonas críticas de orquídeas. 

Bioscripts también busca la educación medioambiental. De esta manera han organizado cursos de “Huellas, rastros y señales de animales” y “Orquídeas”. En la Universidad Pablo de Olavide dieron cursos a estudiantes de instituto para concienciarlos sobre la importancia de proteger el medio ambiente, una de las cosas que más le motiva. Además, no dudan en apoyar otros proyectos como el Aula de Senderismo de la Facultad de Biología, la revista online Drosophila y ofertar créditos de libre para alumnos de la Universidad de Sevilla. 

Una de las cosas más llamativas al entrar en el local de la empresa son los esqueletos de animales. Con ellos pretenden “ formar un pequeño museo de zoología y aprender a través de él”. Francisco tuvo que sacarse el carnet de taxidermista para trabajar con los animales: todos los ejemplares son domésticos, ya que los silvestres “no puedes ni siquiera tocarlos”. Gálvez advierte que “hay un vacío legal en la manipulación, el manejo de pieles está bien controlado pero el de huesos  debería legislarse mejor”. 

En general sienten que tienen una buena aceptación entre la población, les resulta llamativo lo que hacen, pero reconoce que “muchas veces no entienden por qué lo hacemos”. Eso sí, con las administraciones es más complicado entenderse, ya que el proyecto “no es montar un bar o una tienda”. 

El futuro se presenta tan halagüeño como el presente… con muchos proyectos. Quieren seguir dando cursos a estudiantes de todos los ámbitos, completar y adaptar los catálogos de especies a los nuevos tiempos y, por supuesto, apostar por un sector en expansión como las aplicaciones para móviles.