El imparable camino a las renovables

Entramos en un nuevo año y todo apunta a que la cuestión de las energías renovables no pasará a formar parte de la agenda de prioridades de las líneas de poder. El año 2020 está un poco más cerca, y con él, los objetivos que se ha marcado la Comunidad Europea en materia de producción de energía limpia: nada menos que un 20% de la producción total para esa fecha. Valeriano Ruiz, catedrático de Termodinámica de la Universidad de Sevilla y presidente del Centro Tecnológico Avanzado de Energías Renovables (CTAER), da algunas de sus claves.

El objetivo de llegar al 20% de producción renovable en 2020 no es nuevo para el doctor Ruiz, “viene de muy atrás -ni recuerdo; es el célebre 20-20-20 para el 2020- y es muy poco preciso porque depende de a qué se refiera, si a electricidad o a energía primaria equivalente. A nivel español, si se refiere a electricidad, lo hemos pasado hace tiempo”, afirma. Sin embargo, la cifra que se pretende alcanzar le parece “muy limitada porque se podría llegar a mucho más si hubiera verdadera decisión política, que no la hay; y menos que en ningún sitio de Europa, en España”.

Uno de los problemas que observa en el camino hacia la instauración paulatina de estas energías, así como en los objetivos políticos para alcanzarla, es la medición de los propios índices y el control de su cumplimento. Ruiz tiene claro que “la forma en que se contabiliza la energía de referencia debería ser electricidad y combustibles, por separado. El cálculo de la energía primaria es conflictivo y explicarlo en detalle requeriría un artículo completo”.

Para Valeriano Ruiz, la posición del ciudadano es clave y considera que “habría que animar a la ciudadanía a jugar un papel más importante, fomentando la autoproducción de electricidad con renovables”. Cree que “ese sería el paso inmediato más importante”, dado que “las empresas tienen su papel pero hay que distinguir entre las muy grandes, que en general son contrarias porque ven disminuido su negocio, las grandes, y las medianas y pequeñas empresas, que deberían participar de manera muy activa”.

Ante la pregunta de qué puede hacer un ciudadano que desee instalar dispositivos de energía limpia, Ruiz es categórico: “está claro, instalarlos. En casos como el de la energía térmica es muy fácil; en otros, es más complicad. Pero también es posible, solo hay que empeñarse en hacerlo. Además, hoy es muy barato; el precio del módulo fotovoltaico ha disminuido hasta la décima parte en muy poco tiempo”.

Para el director de CTAER, su lenta instauración se debe a “la actitud irresponsable, cuando no corrupta, de algunos medios y profesionales de la comunicación con mensajes intencionadamente confusos que desaniman a los posibles interesados. Unos medios de comunicación y unos profesionales comprometidos son la clave”.

El ciudadano ve, sin embargo, cómo a veces se producen bandazos legislativos en materia de renovables que, para el catedrático se deben, “sobre todo a la falta de voluntad política. Zapatero la tuvo en su primera legislatura pero en la segunda la dejó en manos de un economista, Miguel Sebastián, y ya sabemos lo que luego ha pasado con José Manuel Soria y su adlátere, Alberto Nadal (hermano gemelo del actual ministro de Energía). El trasfondo es lo que todo el mundo piensa, y creo que es cierto: la influencia, cuando no imposición, de las grandes empresas energéticas, sobre todo las eléctricas, en nuestros gobiernos, cuyos miembros son compensados por estas con puestos en los consejos de administración o como consejeros y asesores con sueldos enormes que siguen manteniendo”.

Valeriano Ruiz considera “importantísimo el peso de esta energía renovable en la economía”, algo que es fácil de comprobar, asegura, “con solo ver en la web de Red Eléctrica Española la producción en tiempo real” de esta energía. El problema es que “las eólicas están en un porcentaje muy significativo en manos de los de siempre, las grandes compañías eléctricas”.

Pese a todo, se considera optimista en ciertos aspectos, como los avances en electricidad, de la que considera que somos “menos dependientes de terceros países. Sin embargo”, matiza, “en combustibles, mientras no se impongan los coches eléctricos, seguiremos dependiendo de terceros países con la correspondiente factura exterior, es decir, deuda”.

Google ha anunciado que en 2017 obtendrá la energía que consume en sus centros de todo el mundo a partir de renovables. Ruiz lo considera un buen camino a seguir, “una buena señal que deberían entender todos los demás. El problema es que el resto se aferran a conceptos anticuados del sistema energético que lo único que consiguen es retrasar el proceso. Pero no lo pueden parar; la historia sigue su inexorable camino, le pese a quien le pese”.