En la paz de su rama, Pajarito de Soto ha visto, allá en las alturas, un majestuoso buitre negro. A nuestro pequeño petirrojo, le ha dado un vuelco el corazón… no ha sido de miedo, sino de alegría. Y es que a los finos oídos de Pajarito ha llegado una noticia que sus ojos acaban de confirmar: tras cerca de una década trabajando contra su extinción, Andalucía ha conseguido que el buitre negro vuelva a proyectar su solemne sombra sobre las sierras del sur.
Nuestro petirrojo siente una gran veneración por este ave de gran envergadura que durante milenios y milenios pobló casi todos los rincones de la bella Andalucía y que hace 40 años dejó de verse en las cumbres de Málaga, Granada y Cádiz.
Pajarito de Soto no cabe en sí de gozo: el buitre negro ha dejado oficialmente de ser una especie “en peligro” en las tierras del sur y este año surcan sus cielos 182 ejemplares de pollos volantes. El pequeño petirrojo nunca había visto tantos.
A Pajarito de Soto le alegra enormemente saber que hay 444 buitres listos para seguir reproduciéndose y que no tienen nada que temer, porque allá en tierra hay gente que los quiere y vela por su salud: gente que no dejará que mueran de hambre ni que nadie los envenene.
Los buitres negros, nos cuenta nuestro pequeño petirrojo, necesitan su espacio para reproducirse y volar sin ser molestados. La creación de espacios protegidos en diversos lugares de Sierra Morena (Sierra Andújar en Jaén, Sierra de Hornachuelos en Córdoba, Sierra Norte en Sevilla y Sierra Pelada en Huelva) ha sido vital para que el buitre negro vuelva a retomar su majestuoso vuelo.
Desde la paz y la cercanía de su soto, Pajarito observa también cómo se enseña a los niños andaluces a proteger uno de sus mayores tesoros: la rica biodiversidad de sus tierras y sus mares. Pajarito de Soto sabe que el Programa del Buitre Negro ha permitido que se siembre el espíritu conservacionista en 16.700 niños de 38 institutos y colegios de toda la región en los últimos nueve años. Pajarito de Soto se siente hoy muy orgulloso de su tierra: en las alturas vuela tranquila y majestuosa un ave, el buitre, que sabe que allá en tierra hay miles de niños, jóvenes y adultos velando por su prosperidad y su futuro. Pajarito de Soto siente hoy que vive en un mundo más amable, más feliz, más respetuoso.